
Se llaman Bud Spencer y Terence Hill, artísticamente claro. Estos hombretones de la foto son los responsables de un buen puñao de películas (y de ostias) cuyo repertorio era de abundante temática. Sus películas, aunque variopintas, eran bastante predecibles pero cabe destacar que el humor siempre fue el punto clave; todo comenzaba habitualmente con el bueno de Bud haciendo sus cosas, y resistiendo alguna que otra amenaza de alguna banda de matones, hasta que llegaba Terence, que casi siempre hacía de vagabundo/viajero/transeunte y le complicaba la vida ya que Bud es un poco ermitaño. Al final siempre acababan haciéndose amigos y poniendo morados de bofetadas a los matones.
Aquí un ejemplo de alguna de sus peleas, de "Y sino nos enfadamos":